Esta historia ocurrió en Barra Mansa, a 130 Kilómetros de Rio de Janeiro, Brasil, es una localidad donde dos barrios humildes son separados por un riachuelo, dejando aislados a vecinos.
Solamente uno de los barrios tiene una atención medica y donde entregan medicamentos, a su vez, el barrio del frente tiene la única parada de autobús que se dirige a una zona comercial.
Cada barrio necesita algo que tiene el del frente… pero aquí se demuestra el ingenio y dedicación del ser humano.
Los habitantes de estos dos barrios, solicitaron por 20 años la construcción de un puente, a lo que las autoridades negaban cualquier posibilidad debido a la crisis de ese país.
Cansadas de esperar durante 20 años, dos amas de casa tuvieron una ingeniosa propuesta. Manoelina Dos Santos de 72 años y Juracy de la Conceição de 65, habitantes que viven a ambos lados de riachuelo propusieron la construcción del puente en donde los vecinos sean los arquitectos, constructores y financistas de la obra.
Reunieron dinero de parte de los habitantes de estos dos pueblos separados y resultado fue increíble.
El puente de 25 metros de largo costo 54 veces más barato que lo analizado por las autoridades (5.000 reales en comparación de los 270.000 reales entregados por la alcaldía) y fue levantado en solamente un mes.
El alcalde Jorge Costa, otro protagonista de esta historia comenta que “ me parece extraño la diferencia en los presupuestos”, aunque no confirma ni descarta la posibilidad de corrupción o lavado de dinero. “Me sentí muy avergonzado de que mi ciudad no haya construido el puente y he ido a pedirle disculpas a los vecinos”, comentó.
Los dos barrios unidos por la perseverancia de estos vecinos es un ejemplo a seguir de constancia y lealtad ante su comunidad, lealtad que no encontraron en su gobierno, estos vecinos entregaron un grano de arena que esperamos contribuya a un cambio en las políticas publicas de Brasil y de los distintos gobiernos del mundo.
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