Esta es una de las formas de resilencia más emocionante, dramática y lleno de compasión que pueda existir. Los pobladores de una pequeña aldea palestina han plantado flores en cientos de cascos de bombas, granadas y gases lacrimógenos lanzados por el ejército israelí.
Los habitantes del pueblo de Bil’in, están entregando una lección de resistencia pacifica y resilencia al mundo entero.
Este “jardín” está dedicado a la memoria de Bassem Abu Rahma, un líder activista que se opuso fuertemente al muro que levantó Israel en Cisjordania y que irónicamente falleció en 2009 durante una protesta, luego de que una granada impactara en su pecho.
Al tiempo después, e intentado apaciguar un poco el dolor de la perdida, su madre, Sabiha Abu Rahma (la mujer de la fotografía) comenzó a recolectar cascos de granadas que quedaban tirados tras los bombardeos y protestas, dándole un maravilloso nuevo uso: sembrar flores en honor de su hijo.
No pasó mucho tiempo para que todo el pueblo se uniera a la noble causa.
Podemos sembrar vida en estos artefactos que sirven para matar, ponemos vida dentro de estas cosas de muerte” declaró su madre en una entrevista reciente.
Pueblo de Bil’in… se han ganado el respeto y admiración del mundo
Dar vuelta una situación de muerte y dolor, para convertirla en vida y belleza, es un gesto hermoso que llena de luz y esperanza, un conflicto oscuro y atormentado por intereses políticos.
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