El 7 de julio de 2012 DeShawn Franklin dormía en la tranquilidad de su habitación, cuando sintió un golpe en la puerta de su casa, ubicada en South Bend, Indiana, pero no sospechó quien podría estar buscándolo durante la madrugada y menos que sería la policía, puesto que no había hecho nada malo.
Los efectivos irrumpieron violentamente en su habitación con armas en alto. Lo golpearon en reiteradas ocasiones en el cuerpo y rostro, le dispararon con una Taser para dejarlo inactivo, lo esposaron y se lo llevaron detenido.
“No sabía qué estaba ocurriendo. Estaba dormido. Fue todo un gran shock y revuelo”, detalló el joven, quien en aquel entonces tenía 18 años, causando que la Policía de Indiana se diera cuenta que había cometido un error.
Como era de esperarse, su familia no dejo pasar tal brutalidad e injusticia por alto y presentaron una denuncia por abuso de autoridad entre otros delitos.
La corte determinó que durante el procedimientos los oficiales de policía habían violado los derechos constitucionales de Frankiln, además de que lo habían arrestado e irrumpido en su hogar de forma violenta y sin orden judicial.
Pese al fallo la sensación de injusticia sigue en la familia estadounidense ya que el jurado determinó que los agentes que no respetaron los derechos de DeShawn y sus padres deberán pagar un dólar por cada uno de sus delitos, dándole en total una indemnización de tan solo 18 dólares.
El joven no ha podido superar lo ocurrido esa noche, por lo que se rehusa a dar cualquier tipo de entrevistas y ser fotografiado por miedo a algún tipo de represalias.
Afortunadamente, y en su defensa, DeShawn posee un registro policial irreprochable, por lo que puede dormir tranquilo a la espera de que la Justicia cambie su parecer y decida darle un podo de dignidad al caso, según lo expuesto en The Washington Post.
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