La organización de las madres de los jugadores uruguayos de rugby que fallecieron en la tragedia de los Andes, publicó una carta abierta dirigida a las familias de los futbolistas del Chapecoense, quienes murieron en un tragico accidente en Colombia, impactando a todo el mundo.
Ellas saben del dolor que se siente al perder a un hijo, luego de que en octubre de 1972 un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya cayera en las montañas de la Cordillera de los Andes, donde sobrevivieron sólo 16 tripulantes de los 45 pasajeros.
La carta es profunda y desgarradora….
“Cuarenta y tres años atrás, pero en la Cordillera de los Andes, madres, padres y hermanos de un grupo de deportistas uruguayos vivían un desasosiego como el que hoy viven los seres queridos fallecidos en el accidente del avión que transportaba al equipo de Chapecoense.
Como entonces, hoy, unos vivieron y otros quedaron en el recuerdo para siempre.
Es difícil en circunstancias como estas pensar más allá del dolor, pero sepan que cuentan con toda nuestra solidaridad y empatía.
Las madres de los que no volvieron de los Andes fundaron la Biblioteca Nuestros Hijos, sublimando así su dolor para servir a los demás y mantener vivo el recuerdo de sus hijos. Desde allí abrimos nuestros brazos y corazones a las familias y amigos de las víctimas de Chapecó, Brasil”.
Estas madres saben del dolor, de tragedias y de mala suerte…
El 12 de octubre de 1972, el avión despegó de Mendoza, Argentina con dirección a Chile. En su interior iba una delegación del club uruguayo de rugby Old Christians. En el choque mueren 13 personas, en esa misma noche producto de las serias heridas mueren otros 3. Luego de varias días en el frío, sin comida ni medicamentos mueren 5 personas más. Pero la desgracia no los abandonaba… el domingo 29 una avalancha de nieve sepulta a la aeronave: murieron ocho más.
El martes 12 de diciembre, los sobrevivientes encaran una última expedición, sabiendo que no tendrían otra oportunidad… era la vida o la muerte.
Caminaron con fe hacia el oeste. Ocho días después encontrarían a un campesino chileno a caballo. Era el inicio del milagro.
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