Tenemos la costumbre de “obligar” a nuestros hijos, sobrinos o nietos a saludar a todo el mundo, repartiendo besos y abrazos por doquier, argumentando que la educación es primordial en su desarrollo.
Pero también es importante que el niño desarrolle su propia personalidad, y las muestras de cariño deben ser totalmente espontáneas, y si ellos no se sienten a gusto saludando o abrazando a una determinada persona, se le debe respetar y entender.
Cada niño tiene el derecho de elegir a quien le entregan su amor y cariño, el privarlos de tomar esta decisión puede generar problemas psicológicos a futuro.
Los padres deben orientar a sus hijos, en la toma de decisiones y en el camino que deben seguir, pero orientar…no es lo mismo que obligar.
Según expertos en psicología infantil, concluyen que: “Obligar a nuestros hijos a manifestar muestras de cariño puede resultar en una patología en la que ellos resuelven que no son dueños de su cuerpo, que tienen que dar muestras de cariño cuando se las pidan (quien sea) y no cuando ellos quieran y cómo quieran”.
Esto le puede traer problemas a futuro en la forma de comunicarse y del concepto que entenderán sobre entregar y recibir afecto y amor, convirtiéndolos en obedientes de cualquier cosa que se les pida en cuanto al amor.
Además si se les cría adecuadamente, los niños demuestran cariño y amor sin necesidad de ser obligados a hacerlo.
¿Qué crees tú?
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