¿Que sucede cuando vives una experiencia tan fuerte como ser un prisionero en un campo de concentración nazi y vives para contarlo? ¿Que cambia en ti?
Estas preguntas serán respondidas en esta carta escrito en un campo de concentración de Dachau, en medio de toda clase de crueldades. Edgar Kupfer fue encarcelado en 1940, y durante todos sus años de encierro y tortura escribió un diario secreto con hojas de propaganda nazi y con pedacitos de lápiz robados.
Esto te hará reflexionar…
“Queridos Amigos:
Me preguntas por qué no como carne. Tal vez piensas que hice voto, una forma de penitencia, negándome todos los placeres gloriosos del consumo de carne. Recuerdas los bistecs jugosos, jamones perfectamente ahumados y miles de maravillas creadas de la carne, encantando miles de paladares humanos; por cierto recordarás la exquisitez del pollo asado. Ahora, ves, estoy rechazando todos esos placeres.
Estás atónito, y me preguntas: «¿Pero por qué y para qué?». Pero si trato de explicarte la razón en una frase exacta, estarás atónito de nuevo… Escucha lo que te tengo que contar:
Rehúso comer los animales porque no puedo nutrirme con el sufrimiento y la muerte de otras criaturas. Lo rehúso porque yo he sufrido tanto que puedo sentir el dolor de los demás cuando recuerdo el mío.
Me siento feliz, nadie me persigue; ¿por qué debo yo perseguir a otros seres o causar que se les persiga?
Me siento feliz, no soy prisionero, estoy libre; ¿por qué debo yo causar que otras criaturas lleguen a ser prisioneros y que las envíen a la cárcel?
Me siento feliz, nadie me daña; ¿por qué debo yo dañar a otras criaturas o causar que les dañen?
Me siento feliz, nadie me hiere; nadie me mata; ¿por qué debo yo herir o matar a otras criaturas o causar que las hieran o maten para mi placer y conveniencia?
¿No es natural que no inflija yo el mismo dolor que, espero y temo, nunca se me inflija a mí? ¿No sería injusto hacer tal cosa con el único otro propósito del placer físico a costa del sufrimiento y de la muerte de otros?
Estas criaturas son más pequeñas e indefensas que yo, ¿No piensas que sea el deber del más grande, del más fuerte, y del superior proteger las criaturas más débiles en vez de perseguirlas, en vez de matarlas?.
Quiero actuar de una manera noble.
De todos modos, considerando sólo las necesidades, uno estaría de acuerdo con tales personas que argumentan la necesidad del consumo de carne. ¿Pero realmente hay tal necesidad? Se puede oponer esta tesis. Quizás exista una necesidad para la gente que aún no ha desarrollado su personalidad consciente.
No les sermoneo. Les escribo esta carta, a un individuo ya consciente que controla racionalmente sus impulsos, que se siente responsable, interiormente y exteriormente de sus actos.
¿Hay alguna necesidad para la cual un hombre consciente debe matar?
Es, evidentemente, un tipo miserable de cobardía pagarles a otros para hacer el trabajo sangriento, que el hombre normal rechaza con horror y consternación. Uno paga a tales sirvientes con poco dinero por su trabajo sangriento, y les compra a ellos las partes del animal matado, a ser posible preparado de tal manera que no recuerde las circunstancias incómodas, el animal, su muerte, ni la carnicería.
Yo creo que los hombres continuarán matándose y torturándose los unos a los otros mientras maten y torturen a los animales. También habrá guerras porque hay que entrenar y perfeccionar la matanza en objetos más pequeños.
Creo, es tiempo de sentirse ultrajado por todos los actos de violencia y de crueldad pequeños y grandes que hacemos nosotros mismos. Y porque es más fácil ganar las luchas más pequeñas que las grandes, creo que debemos despedirnos de nuestras hazañas de violencia y crueldad, lo más pequeñas que sean.
En resumen: quiero madurar en un mundo mejor donde una ley más alta otorgue más felicidad, en un nuevo mundo donde reine el mandato de Dios:
Y Uds. se amarán..”
Edgar Kupfer-Koberwitz
Sin dudas sabias palabras…
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kooo