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Todos soñamos con amores eternos pero muchos vamos por la vida sintiéndonos decepcionados y creyendo que ya no existen. Muchas veces esto ocurre porque los “te amo” abundan, pero el sentimiento se queda corto y muchas veces no llega a buen puerto.
La historia de Bud Caldwell te hará volver a creer en los amores eternos. Cuando su esposa Betty falleció el le compro un banco del parque y se lo dedico. Allí está su foto y una placa en su recuerdo. Este hombre día a día acude a este lugar, con sol o lluvia, para depositar en su recordatorio una margarita y un centavo ya que a su esposa le fascinaban las canciones “Día de la margarita” y “Centavos caídos del cielo”.
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