Si has escuchado hablar de la Isla de Pascua sabrás de sus hermosas playas, sus aguas de color turquesa ideales para bucear y descubrir una colorida flora y fauna, del volcán Rano Raraku, de sus bailes polinésicos y por supuesto de las estatuas de piedra conocidas como moais.
Unos 900 moais se encuentran en diversas partes de la Isla donde su mayoría está en la cantera de Rano Raraku y el más alto de todos alcanza unos 33 metros de altura. Se estima que fueron construidos por los nativos polinésicos entre los años 1100 y 1680, aunque varias leyendas y mitos han surgido debido a que muchos aún no se explican como lo lograron.
Hace poco se ha descubierto que el alcance del tamaño de los moais es mayor al que han apreciado los turistas durante décadas pues ha salido a la luz, gracias a los trabajos de arqueólogos, que estas enormes cabezas, que muchas veces dejaron ver hombros en sus estructuras, también poseen largos torsos que fueron enterrados por la erosión del suelo.
Cuando las excavaciones que desenterraban los cuerpos de los moais comenzaron a dar sus frutos se volvieron un nuevo atractivo turístico, tanto así que en el 2012 el trabajo tranquilo y silencioso de “Easter Island Statues Proyect” se vio interrumpido por 3 millones de turistas deseosos de obtener algún registro de tan gran descubrimiento.
Grabados a los torsos que se han desenterrado también se han descubierto petroglifos, aunque su significado aún no ha sido develado.
A pesar de que las primeras excavaciones para poder desenterrar los torsos de los moais comenzaron en 1914, es en los últimos años cuando han sido más exitosas y han acaparado mayor atención.
Sin duda un hallazgo arqueológico muy valioso que da para mucha investigación y por supuesto, otorga a esta Isla ubicada a 2000 millas al oeste de Chile, y que forma parte de su territorio insular, un atractivo mucho más sorprendente
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