La época de la Segunda Guerra Mundial claramente fue una época de infamia total, donde la vida de las personas no valía nada. Tiempos oscuros de la humanidad.
En un período de la historia, Japón hizo uso de su tecnología e ingenio para acabar con la vida de ciento de miles.
Era una época de atrocidades, y esta historia se mantuvo oculta por muchos años, pocos conocen la vedad acerca del misterioso e infame Escuadrón 731.
Todos conocemos las historias del partido nazi y sus terribles crímenes durante la Segunda Guerra Mundial, pero eso no quiere decir que hayan sido los únicos en cometer atrocidades.
El Escuadrón 731 de Japón, fue el encargado de llevar la crueldad humana a su máxima expresión y de vuelta a la Edad Media, pero con tecnología y característico descaro del siglo XX.
Llamado oficialmente como Laboratorio de Investigación y Prevención Epidémica del Ministerio Político Kempeitai, pero que en realidad era un programa encubierto de investigación y desarrollo de armas biológicas del Ejercito Imperial Japonés.
Ubicado al norte de la ciudad de Harbin (misma que pertenecía al gobierno títere de Manchuria) y camuflado como un lugar de purificación de agua, se encontraba este lugar de experimentación donde se llevaron a cabo atroces experimentos
A los prisioneros se les inyectaban sueros contaminados con sífilis o gonorrea, para después estudiar los efectos, o para infestar a los presos contaminados con pulgas y así considerar una guerra biológica.
Supuestos presos estadounidenses
Los otros países experimentaban con energía nuclear, pero Japón decidió hacer otro tipo de experimentaciones. Pensando que la guerra evolucionaría, el gobierno nipón buscó desarrollar una nueva forma de ataque, encontrando en los experimentos químicos y biológicos una forma perfecta de acabar con el enemigo.
Mano infectada con Ántrax
En estos laboratorios se criaron ratas gigantes, que los doctores, a cargo de Shiro Ishii, usaron para esparcir la peste bubónica entre cientos de miles de chinos. Estos “doctores” no conocían límites a la hora de experimentar.
Una mujer china cayó prisionera en este lugar, sus brazos fueron congelados para luego ser puestos en agua hirviendo, todos los experimentos se realizaban sin anestesia, pues no querían que esta influyera en los resultados.
Un estimado de 3 mil trabajadores operaban en este lugar, haciendo realidad la pesadilla de miles de personas. Un secretismo total y hermético caracterizó esta operación, tanto que hoy en día se siguen desconociendo la totalidad de los experimentos y su finalidad.
Shiro Ishii (izquierda) – Investigadores lavando a un preso (derecha)
Un asistente médico anónimo declaró lo siguiente para la revista New York Times en 1995:
“El chico sabía que hasta ahí llegaba, por eso no luchó cuando lo llevaron al cuarto y lo ataron. Pero cuando tomé el bisturí, comenzó a gritar. Lo corté desde el pecho hasta el estómago, y él gritaba terriblemente mientras su cara se retorcía en agonía. Hizo este inimaginable sonido, era horrible. Pero de pronto se calló. Fue todo un día de trabajo para los cirujanos, pero realmente dejó una gran impresión en mí porque era mi primera vez”.
Los médicos capturados dieron sus testimonio a cambio de ser absueltos en su totalidad por lo crímenes cometidos, dando así información confidencial a los aliados de la guerra.
Incluso se rumorea que Shiro Ishii fue perdonado y llevado a Estados Unidos.
Una asistente médico que habló con un reportero del New York Times afirmó que, en su paso por el Escuadrón 731, llegó a encontrar un frasco de formol gigante en el que se conservaba a un hombre adulto, posiblemente ruso, el cual estaba cortado a la mitad en forma vertical.
Otros frascos simplemente contenían partes de cuerpos humanos, todo etiquetado por nacionalidades, franceses, estadounidenses, pero en su mayoría chinos.
“La unidad de Ishii infectó con sífilis a la mujer capturada, la embarazó y vivisectó a madre e hijo”.
Shiro Ishii trabajando
La finalidad del escuadrón era el desarrollo de armas, por lo que el experimento más conocido y más terrorífico quizá fue uno en que los prisioneros, llamados despectivamente “maderas”, eran amarrados a troncos en distintos puntos cercanos a un arma biológica que los investigadores explotaban desde un lugar seguro.
Después, los médicos, usando trajes especiales se acercaban a los cuerpos. Algunos habían muerto al instante, otros agonizaban terriblemente mientras que había unos que no tenían daños tan graves.
Los prisioneros permanecían amarrados mientras los doctores los estudiaban e incluso algunos eran diseccionados para averiguar los daños internos.
Nadie que haya entrado a ese campo como prisionero salió con vida.
Base de operaciones del escuadrón 731
El horror del laboratorio más infame del mundo llegó a su fin en 1945, tras la rendición de Japón ante Estados Unidos.
La mayoría de los crímenes quedaron sin respuesta, las cifras oficiales dictan que 3 mil personas murieron en manos del Escuadrón 731, y se estima que debido al uso de las armas biológicas en la población china sino japonés, más la Segunda Guerra Mundial la cifra de muertos y afectados pasa las 300 mil personas.
Aquí puedes ver el documental completo sobre El Escuadrón 731.
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