Hay gente que se pasa la vida acumulando dinero en cuentas bancarias por el simple hecho de sentirse exitoso por tener un patrimonio con varios ceros al final. Es así como son otros los que trabajan para que algunos se enriquezcan sin tener una recompensa justa por ello.
Sin embargo, y aunque la generalidad hable de avaros, hay otros que destinan una parte importante de su dinero a obras de caridad para ir en ayuda de los desvalidos. Claro ejemplo es Bill Gates quién ha donado unos 28 mil millones de dólares a escuelas donde estudian niños en riesgo social, a iniciativas de salud y a proyectos que buscan sacar a la gente de la pobreza.
La historia que te presentamos habla de alguien que ni muerto quería despegarse del dinero que había acumulado.
Un hombre trabajó toda su vida y había acumulado una cantidad considerable de dinero al que le tenía más amor que a cualquier persona, incluso que a su esposa.
Un día le dijo a su mujer “Cuando yo muera quiero que coloques todo mi dinero en el ataúd porque quiero gastarlo en la otra vida”. La mujer prometió que así lo haría, hasta que un día su esposo murió.
Estaban en pleno funeral y a punto de terminar la ceremonia cuando un trabajador de la pompa fúnebre iba a sellar el ataúd pero la mujer gritó “¡Esperen un minuto!”.
La recientemente viuda llevaba con ella una caja de zapatos que puso en el ataúd junto a su esposo. Tras esto el ataúd fue sellado.
Luego de esto empezaron a bajar el ataúd con el hombre y la caja de zapatos dentro.
Una amiga se acercó a la mujer y le dijo” Espero que no estés tan loca y no hayas puesto el dinero junto a ese viejo tacaño”.
La viuda respondió “Le hice una promesa. Soy buena cristiana y no puedo mentir. Puse todo el dinero junto a él”
Su amiga dijo “¿Quieres decir que pusiste cada centavo junto a tu difunto esposo?”
“Por supuesto que sí”- dijo la viuda – “Lo puse todo junto. Él antes de morir lo puso en mi cuenta y yo en la caja de zapatos le puse un cheque, ahora depende de él ir a cobrarlo”
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