La imprudencia de los conductores es una de las principales causas por las que se producen los accidentes de tránsito, ya sea que estos manejen bebidos, drogados, pendientes de sus teléfonos móviles o alcanzando gran velocidad, todo puede causar la muerte de los ocupantes de un vehículo.
En esta oportunidad verás el fatal accidente que tuvieron dos jóvenes. El conductor era Kyle Careford de 20 años y su amigo y copiloto Michael Owen de 21 años, quienes murieron instantáneamente tras estrellarse contra una iglesia a gran velocidad. Esta dramática secuencia fue dada a conocer por las familias de ambos jóvenes para crear conciencia sobre el hecho de que conducir no es un juego.
Este video es impactante pero deja una gran lección, compártelo.
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