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Cuando Beau Ouimette y su pareja, veterinaria, se encontraban en un lugar alejado de la ciudad recogiendo gemas, escucharon un sonido extraño. Lo siguieron y enseguida encontraron a un pequeño zorro, con una herida en el cuello y sin indicios de que su madre estuviera cerca.
Ellos lo tomaron con mucho cuidado para prevenir cualquier ataque y lo llevaron a su casa para curarle la grave herida, darle leche y cuidarlo un tiempo hasta que se recuperara. Luego decidieron llevarlo al Santuario Blue Ridge Wildlife Center, en donde lo cuidarían hasta que estuviera listo para volver a su ambiente salvaje.
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