Desgraciadamente las violaciones y acosos sexuales contra ambos sexos son un hecho latente hoy en día. En algunos países estos delitos se tratan con altas condenas, sin embargo en otros son temas sin importancia.
En enero de 2015 un joven de 19 ñaños llamado Brock Turner fue arrestado luego que unos ciclistas vieran a este sobre una mujer inconsciente tras un basurero en las cercanías de la Universidad de Stanford.
Los ciclistas quienes también eran estudiantes de Stanford, detuvieron al joven cuando intentó huir y llamaron a la policía. Cuando estos llegaron preguntaron qué era lo había sucedido y uno de ellos no podía hablar pues lloraba por lo que había visto.
El “violador de Stanford” obtuvo solo 6 meses de prisión como condena tras haber sido encontrado culpable de tres de los cinco cargos de violación que se le imputaron
El caso es que el Juez del hecho, Aaron Persky, le dio sólo seis meses de cárcel porque esta “tendría un fuerte impacto en él”.
A pesar de que los fiscales solicitaron una pena de 6 años de prisión, finalmente el resultado fue: “tres cargos de delito grave y condenado a seis meses de cárcel y tres años en libertad condicional y quedará inscrito como delincuente sexual el resto de su vida”
El padre del acusado incluso envió una carta diciendo que Turner no era un chico violento y que “es un alto precio a pagar por 20 minutos de acción”.
Y para sorpresa de todos, como si ya no hubiese sido poca la condena, se la redujeron tan solo 3 meses.
Una indignante decisión y forma de actuar por parte de un juez, quien teniendo las evidencias, los testigos, los hechos, la víctima, y muchas razones más, solo le dio seis meses de condena para luego rebajarla a tres alegando que: “una sentencia de prisión tendría un impacto severo sobre él… creo que no será un peligro para los demás”
Lo más resaltante de la forma de actuar del juez fue que en un caso anterior y similar a este, el juez había condenado a un latino a 3 años de prisión, dejando a muchos impactados con su parcialidad y dejando mucho que desear de la justicia.
Peter Jonsson, uno de los ciclistas que rescató a la mujer, declaró que: “Noté que estaba sonriendo, así que le dije: ¿por qué sonríes? Deja de sonreír” “Me estaba riendo de lo ridículo que es toda esta situación” le respondió Turner.
Los ciclistas y verdaderos héroes de esta historia, Peter Jonson (izquierda) y Carl Fredrik (derecha).
En esta oportunidad el sistema judicial claramente se parcializó a favor del criminal, olvidando por completo a las verdaderas víctimas.
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