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Sara, compró una casa hace algunos años que tenía un cedro gigante en su antejardín, pero lamentablemente ahora debían derribarlo, porque estaba muy viejo y deteriorado, siendo peligroso para el resto de los vecinos. Pero ella no quería simplemente talarlo, si no que quería darle un nuevo propósito.
Acordó talar el árbol de ya 110 años, pero creando una pequeña biblioteca en el tronco. Para esto contó con la ayuda de Larry Carter, un tallador de madera muy ingenioso, quien no le cobró en dinero a Sara, solo le pidió el resto del árbol para leña. Así fue como lo hicieron.
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Es increíble lo que se puede lograr con imaginación y buena voluntad. Compártelo con tus amigos.
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