La obesidad infantil es un mal que al parecer llegó para quedarse, pues las cadenas de comida invaden de publicidad a los niños que pronto quieren ir por la tan popular “cajita feliz”, eso sumado a que los pequeños ya no juegan en los parques sino que lo hacen frente a un televisor o computador por horas sin tener que mover algo más que los dedos para divertirse.
Breanna a los 9 años pesaba 85 kilos y además de no poder jugar con sus amigos debido a que se cansaba, era el blanco de las burlas en el colegio, pero su familia y principalmente su madre tomaron cartas en el asunto e hicieron algo por ella que podríamos llamar entregar amor disciplinario que cambió por completo los hábitos de Breanna así como su vida entera. Su transformación te sorprenderá y entenderás que ayudar a que un niño baje de peso no es imposible, sólo hay que brindarles ayuda y un apoyo constante.
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