Cuando queremos algo que el mercado nos ofrece y no podemos alcanzarlo con el dinero que ganamos trabajando tendemos a endeudarnos, a pedir prestamos y créditos bancarios para lograr tener la casa propia, el auto que siempre soñamos u otras cosas, que de no hacerlo jamás podríamos adquirir, aún cuando luego debamos pagar en cuotas, pero con un montón de intereses que se disfrazan tras el bajo monto mensual a pagar.
Desde que el trueque dejó de ser un medio de intercambio de productos y servicios surgió la moneda y con ello el banco, esa solución fácil para adquirir dinero prestado al que sólo debemos devolverle lo que nos presta de a poco y en un gran lapso de tiempo que hasta nosotros mismos elegimos, pero así como no todo lo que brilla es oro, no todos los favores que se nos hacen suelen ser una ayuda, pues a largo plazo pueden sepultar muchas cosas en nuestra vida.
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