El 14 de Septiembre de 2016 se confirmó la compra del gigante americano de los pesticidas y semillas OMG MONSANTO, por la Sociedad Farmacéutica y Química Alemana, BAYERN, por un valor de 59 mil millones de Euros.
Esta fusión no es bien vista por profesionales de la gastronomía, y más de un centenar de chefs y pasteleros franceses, de hecho, han publicado una “carta abierta contra la invasión de la agroquímica en nuestros platos“, denunciando el peligro de “quedarse con los brazos cruzados mientras nuestros platos se llenan de químicos.”
“Vemos aparecer a un gran monstruo que controla toda la cadena agrícola, desde la semilla, al abono y los pesticidas (…). Al controlar estas semillas, lo que pretenden estas empresas es adueñarse de lo vivo, rastrear, catalogar todo lo vegetal, estandarizarlo (…). Pero ninguna empresa tiene derecho de adueñarse de la despensa del planeta” advierte el jefe de Olivier Roellinger.
Ellos también ponen sobre la mesa el ejemplo de como Monsanto ha creado una catástrofe ecológica y humana en la India. El algodón transgénico BT ha afectado de manera irreparable la producción y siembre de esta fibra en ese país, en estos momentos el transgénico creado por Monsanto cubre casi un 90% de las superficies dedicadas a este cultivo en el país.
Dando como resultado un reino controlado por la firma americana, llevando al endeudamiento de los campesinos que los lleva al suicidio, al empobrecimiento de las tierras, así como el crecimiento de semillas susceptibles a las bacterias, necesitando cada vez más pesticidas… obviamente vendidos y producidos por Monsanto.
En la carta agregan que: “(Esta fusión es) una fuente de preocupación para los campesinos y los agricultores que ven cómo se limita su libertad de cultivar y de plantar una u otra semilla. Mañana, debido a los OMG, el Roundup y diferentes productos químicos usados en fábricas, la diversidad cultural y de los cultivos ya no existirá. La naturaleza viva será tan solo un producto de mercado, transformado, mutado, al servicio de un Leviatán.”
Los profesionales culinarios saben y denuncian que la propuesta culinaria se verá reducida significativamente, como los eslabones de una cadena infernal y puramente mercantil.
“Sin un producto sano y de calidad, sin diversidad de los cultivos y de las culturas, el cocinero no podrá expresar su talento creativo. Ya no tendrá los medios para realizar su trabajo como a él le gusta y trasmitirlo con pasión. En cuanto al campesino, se trasformará en un mero ejecutante de todo un universo agroquímico que le supera: obreros a sueldo de una empresa apátrida, fuera de su territorio.”
Puedes leer la carta completa y difundirla si lo crees necesario, haciendo clic aquí.
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