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Cuando limpiamos la cocina lo que más nos cuesta son la rejillas. Siempre se llenan de toda la grasa que cae de nuestras ollas o sartenes y se quedan pegados ahí pasando desapercibido. Pero este sencillo truco nos dará la solución más práctica para dejarlas relucientes.
Tan solo debes meter las rejillas dentro de una bolsa de plástico que se pueda cerrar, luego le agregas amoniaco, lo mueves un poco para que se impregne en todos los rincones y lo dejas reposando durante toda una noche. El resultado es increíble, no lo podrás imaginar.
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