En cada lugar al que vamos de compras hay cajeras que reciben el dinero, guardias que vigilan que nadie robe y hasta cámaras de seguridad que registran los lugares donde las vistas de los guardias no pueden llegar. Todo para que nadie intente hurtar los productos del local y para que si alguien se atreve a hacerlo, sepa que recibirá un castigo por el hecho.
En una calle de México de repente apareció una tienda de la confianza donde quienes quisieran algún producto de los que allí se ofrecían debían atenderse solos, es decir, tomar el producto, pagarlo y tomar su cambio, lo que para algunos parecía ser un gran riesgo porque la gente podría aprovecharse e irse sin pagar. Lo que pasó tienes que verlo.
La tiendita y los que fuesen honestos en sus compras, con su dinero ayudarían a un hogar. Una buena iniciativa, aunque un poco arriesgada, que buscaba probar que la gente podía ser honrada aunque nadie la estuviese mirando.
Comparte este video para que volvamos a creer en la gente.
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