¿Cuáles son las probabilidades de que lo que percibimos como realidad no sea más que una simulación ejecutada por supercomputadoras pertenecientes a una civilización posthumana?
Elon Musk, CEO de Tesla Motors y SpaceX, plantea esto, prácticamente como una realidad muy certera.
Esto fue lo que reveló en el reciente evento de tecnología y medios Code Conference:
“Hace 40 años teníamos Pong: dos rectángulos y un punto, eso eran los juegos. Ahora tenemos simulaciones foto realistas en tercera dimensión con millones de personas jugando simultáneamente, y es algo que mejora cada año. Si asumes cualquier tasa de progreso, entonces el juego se volverá indistinguible de la realidad”
De a cuerdo a Musk, que nuestra realidad NO sea una simulación “es de una en mil millones”.
Musk tiene bases teóricas que respaldan su teoría. A lo que hace alusión el inventor y empresario es a la “Teoría de la simulación”.
Nick Bostrom, Futurólogo Catedrático de la Universidad de Oxford, en su ensayo titulado “Are you living in a Simulation?”, publicado en el diario académico Philosophical Quarterly en 2003, plantea que:
Debemos asumir que en el futuro, los humanos contarán con tecnología que superará por mucho lo que conocemos o imaginamos hoy. Una de las cosas que estas personas podrán hacer con sus supercomputadoras es ejecutar simulaciones detalladas de sus antepasados con fines de investigación o simple entretenimiento, de una forma similar a lo que hacemos nosotros con los videojuegos.
Tomando en cuenta la enorme capacidad de cómputo que habrán desarrollado estos “posthumanos”, probablemente habrá miles o millones de dichas simulaciones siendo ejecutadas al mismo tiempo.
Cada una de ellas con miles o millones de personas simuladas viviendo dentro. De ser así, las conciencias humanas simuladas superarían ampliamente a las no simuladas, por tanto, podemos argumentar, como hizo Musk, que es mucho más probable que nos encontremos dentro de una simulación que en una realidad biológica. Es una simple cuestión estadística.
Pero ¿los humanos del futuro tendrán la capacidad de hacer algo así?
Hans Moravec, Investigador en Robótica de la Universidad Canegie Mellon, quien de acuerdo a sus investigaciones, estima que la capacidad de procesamiento de información necesaria para emular una mente humana, tomando como base el número de sinapsis en el cerebro y la frecuencia de descarga, es de ~1016 operaciones por segundo.
Y de acuerdo con esto, el profesor en Ingeniería Mecánica MIT, Seth Lloyd, calcula que, el límite superior potencial de procesamientos de una computadora de un kilogramo es de 5 x 1050 operaciones por segundo.
Con este poder de computo no resulta ilógico o irracional pensar o suponer que, los humanos del futuro podrán ejecutar múltiples simulaciones detalladas que involucren una gran cantidad de mentes o conciencias individuales simultáneamente.
¿Por qué los humanos del futuro querrían hacer esto?
En primer lugar, nosotros también queremos hacerlo, solo que no contamos con la tecnología suficiente para lograrlo.
Es razonable pensar que este interés trascenderá en el tiempo hasta que llegue el momento en que pueda ser logrado.
Las simulaciones no sólo sirven como entretenimiento (videojuegos), actualmente también son empleadas por los científicos para intentar comprender fenómenos climatológicos, tasas de crecimiento poblacional o el avance de las enfermedades.
La diferencia es que nuestras simulaciones aún no cuentan con la complejidad de poder representar cada detalle y los entes simulados no tienen conciencia, al menos no en el sentido que podamos entender.
Pero no hay razón alguna para no pensar que en el futuro se logrará, y menos en la posibilidad de que nosotros mismo seamos ya parte de una simulación que tiene lugar en el futuro pero que representa una época en el pasado.
En este sentido, Bostrom nos remite a una suposición de la filosofía de la mente denominada, independencia de substrato, de acuerdo con la cual no es un requisito para la aparición de una consciencia que ésta sea atada a una red neural biológica, como nuestros cerebros, los procesadores de silicona dentro de una computadora también podrían dar lugar a lo que asociamos con experiencias conscientes.
Un problema que surge al plantearnos este escenario, que nos recuerda a la ciencia ficción, es la posibilidad de que quienes vivan dentro de la simulación se den cuenta del engaño y se rebelen de algún modo.
La solución es bastante simple: dado que el programador tendría un grado absoluto de control, como el que tienen los creadores de los videojuegos actuales, podría editar con facilidad cualquier cerebro, al notar alguna anomalía que pudiera revelar la verdadera naturaleza del universo que habita.
También tendría la facultad de reiniciar o rebobinar la simulación en caso de que se presente algún problema.
¿Cuáles serian las implicaciones de todo esto?
Si vivimos en una simulación, entonces lo que podemos observar es sólo una pequeña fracción de lo que en verdad existe. El universo físico en el que está ubicada la computadora que ejecute nuestra simulación, no solo estaría fuera de nuestro alcance, sino que podría no estar limitada por las leyes que rigen nuestro universo.
Toda la vida hemos creído con una gran certeza que, la leyes matemáticas son irrefutables y perfectas, pero eso no quieres decir que sean así fuera de nuestra propia realidad.
El profesor Edward Frenkel de la Universidad de Berkeley explica que cuando descubrimos una verdad matemática esta podría ser solo un fragmente del código usado por quien programó nuestra simulación, nuestra “realidad”.
Explorando con mayor profundidad esta teoría podríamos incluso suponer que quienes crearon nuestra simulación también sean parte de una, por lo tanto la realidad estaría compuesta de muchos niveles.
Este razonamiento se presta para trazar un sin fin de analogías con los conceptos que abordan distintas religiones.
Con respecto a nosotros, los seres que simulan nuestra realidad en este caso serían, en efecto, dioses. Teniendo el control absoluto de nuestra existencia, al ser omnipotentes, y el conocimiento de todo lo que ocurre en nuestro universo seria, al ser omnipresentes.
A su vez, nuestros dioses poseería sus propios dioses, seres que habitan un nivel mayor y previo en las simulaciones.
Lo mismo ocurriría para todos, salvo aquellos en el nivel base. Sin embargo, ellos mismos no tendrían cómo saber que se encuentran ahí, así que se verían forzados a asumir que también forman parte de una simulación.
El célebre astrofísico Neil de Grasse Tyson se ha expresado con respecto a la teoría de la simulación: “Pienso que las probabilidades son muy altas”, dijo durante un debate en el Museo de Historia Natural de Nueva York.
Tyson se refirió a la posibilidad de que existan seres con un nivel de inteligencia mucho mayor a nosotros: “Seríamos unos idiotas en su presencia. Si ese es el caso, me resulta sencillo imaginar que todo lo que hay en nuestras vidas es sólo una creación de alguna otra entidad por diversión”.
Durante el mismo evento, realizado como homenaje al escritor Isaac Asimov, James Gates, físico de la Universidad de Maryland, agregó que, “si la hipótesis de la simulación es válida, entonces abrimos la puerta a la vida eterna, la resurrección y otras cosas que se discuten en el campo de la religión”.
La razón, dice, que si somos programas en una computadora, ésta podría simplemente reiniciarnos.
Quizás nunca tengamos forma alguna de comprobar o refutar esta teoría, sea cual sea el caso, es un recordatorio de que debemos tomar nuestras certezas como un grano de sal.
La naturaleza de nuestra realidad podría ser tan compleja que nuestras mentes no serían capaces si quiera de comprenderlas.
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