Cuando nuestros hijos nacen siempre creemos que la ley de la vida es que nosotros fallezcamos primero que ellos y que lograremos criarlos, verlos crecer y ser grandes hombres y mujeres que formaran una familia o tomaran su propio rumbo. Nunca pensamos en que la vida nos podrá arrebatar de un momento a otro el último suspiro de nuestros niños.
Esta es la historia de un pequeño que tenía un tumor en su cerebro que fue consumiéndole poco a poco la vida, sin esperanzas de sobrevivencia.
Lo que sorprendió a todo es que este pequeño tuvo un último deseo que nada tuvo que ver con el deseo que uno esperaría de un niño, pero que con tan noble gesto logró ayudar a tres personas, incluyendo a su madre.
Tras el fallecimiento del pequeño toda China conoció su caso y las personas se sumaron a rendirle hermosos homenajes.
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