Liz Clark podría pensar en un montón de razones para no tener a un gato a bordo de su bote. Ella ha estado navegando alrededor del mundo en su velero de 40 pies desde el año 2006, y no tienen intenciones de parar en un futuro cercano. Eso no podía ser muy divertido para un gato, ¿verdad? Además, Clark está a menudo ocupada con el mantenimiento del barco.
Pero cuando Clark se detuvo en la Polinesia francesa y encontró un gatito de 6 meses de edad en una casa abandonada, todo cambió. Clark tomó al gatito para alimentarlo y entregarle un poco de amor. No tenía la intención de quedarse con el, pensaba cuidarlo hasta encontrar a alguien que lo adoptara.
El problema fue que Clark no pudo encontrar a nadie que lo cuidara tan bien como ella. Por lo que llamó al gato Amelia como la piloto pionera Amelia Earhart, y decidió ver si Amelia podría acostumbrarse al mar.
En un primer momento, Amelia no parecía muy segura de su vida a bordo. De hecho, parecía temerle al océano …
… Sobre todo cuando se cayó al agua.
Todavía no está segura acerca de lo que sería mejor para Amelia, así que Clark llevó a su compañera a tierra firme.
“Yo sabía que tenía que subirse a los árboles y estirar las piernas”, dice Clark. “Así que pensé en llevarla a un lugar seguro, y ella salió corriendo, entonces supe que era infeliz en el barco.”
Pero Amelia no se ha dejado intimidar, y observa el oleaje con Clark. A partir de entonces, Clark comprendió que Amelia estaría bien, siempre y cuando tenga la oportunidad de caminar en tierra de vez en cuando.
No pasó mucho tiempo para que Amelia se acostumbrara a la vida a bordo de un barco de vela.
Tenía un montón de lugares para escalar …
Ella acompaña a Clark a cenas en otros barcos, restaurantes, salas de billar y otros lugares en tierra. También ha aprendido a viajar en botes, automóviles, motocicletas y canoas.
“Ella mantiene la calma a pesar de todo, siempre y cuando estoy cerca,” dice Clark. “Hemos crecido para crear una hermosa confianza y sé que se siente a salvo conmigo, incluso cuando está fuera de su zona de confort. La confianza con un animal es una de las emociones más gratificantes en mi vida”. “Cada vez me sorprende más con su inteligencia, individualidad y el deseo de demostrarme amor”.
Comparte este artículo con tus amigos, feliz viviría como este gato viajando en un velero.
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