Muchas veces cuando viajamos tenemos la suerte de toparnos con alguna instalación que a pesar de no figurar en ninguna guía de viajes, desprende un encanto especial. Existe mayor probabilidad de que esto sucede en lugares como Roma o París, ya que son ciudades muy antiguas que han sido escenarios de grandes eventos de la historia universal, por ende siempre existirá la posibilidad de encontrar algún tesoro arquitectónico que pase desapercibido ante los ojos de los millones de turistas que las visitan cada año.
En el epicentro del barrio más antiguo de Praga, República Checa, se encuentra el histórico Mala Strana o en español, “Barrio Pequeño”, donde hay una calle tan estrecha que es imposible que dos personas crucen al mismo tiempo de un extremo a otro.
La calle en cuestión se llama Vinarna Certovka, mide 50 centímetros de ancho -70 según algunas fuentes- y tiene una longitud de 10 metros. Está situada entre varias casas cercanas al Puente Carlos, la inhóspita vía se compone de una escalinata de piedra que comunica la calle Luzickeho con el restaurante Certovka, situado en el borde del canal Certovka.
Por comodidad de los viandantes y para que no hubieran atochamientos que pusieran en peligro la vida de las personas se instalaron dos semáforos de tránsito de peatones, uno en cada extremo de la calle, en el que indica cuando está libre u ocupada.
Por supuesto, la mayoría de las personas que transitan por esa calle son turistas, quienes pulsan eufóricamente el botón del semáforo para hacerse las fotos pertinentes. Casi por norma general, cuando se van no suelen tomarse en serio el semáforo, por lo que muchas terminan dándose de bruces contra alguien que venga en la dirección opuesta.
El dueño del restaurante Certovka, situado al pie de la calle, recuerda: “Una vez, un turista alemán muy corpulento quedó atascado. No podía ir hacia delante ni hacia detrás. Tratamos de empujarle para sacarlo, pero nuestros esfuerzos fueron en vano. Al final tuvimos que utilizar jabón para que se deslizase con mayor facilidad, sin hacerle daño”.
Así que ya saben, si viajan a Praga no dejen de visitar este tesoro urbanístico, pero sobretodo recuerden respetar el semáforo para no quedar atascado. Comparte esta publicación con tus amigos.
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